Cuando era niño y estudiaba en el colegio Manuel Antonio Ramírez Barinaga, uno de los gratos recuerdos que vienen a mi mente es la visita de los Hermanos Maristas a las aulas. Nos hablaban de Jesús, de la Virgen, de Champagnat. Junto con su mensaje, su presencia nos alegraba la mañana por el aprecio que mostraban. Sentía que caminábamos juntos.
En agradecimiento a tan grata experiencia, decidimos realizar visitas a las aulas para saludar a cada docente y a cada estudiante en su respectiva aula virtual.
Junto con saludarles les decía: “Les cuento que he decidido participar en una maratón. Una maratón en la que saludaré a cada integrante del colegio, en su respectiva aula, en las 49 aulas que forman parte de nuestra obra”. Ya se imaginarán los rostros de incredulidad.
El mensaje comunicado a todos ellos fue el siguiente: En medio de esta crisis, tenemos la alternativa de caminar juntos para vivir, compartir, animar, ser solidarios, alimentar la fe. Además, para nosotros es tan importante la familia que le pedimos a los estudiantes que les envíen nuestros saludos.
Déjenme contarles que cumplimos el reto. Llegamos al final de la maratón. Visitamos las 49 aulas. El encuentro fue magnífico. Por un lado, una experiencia muy significativa para los niños, pues recibieron, con aprecio, el saludo de su director y un pequeño mensaje. Por otro lado, las reacciones y muestras de confianza recibidas, los likes y las sonrisas vistas en cada aula constituyen un tesoro invalorable que llevo guardado en el mar de mis recuerdos. Después de estas visitas, podemos decir, en este mundo turbulento, que caminamos juntos a Jesús por María.
